Un grupo de mujeres activista se concentró en Kabul para reclamar su inclusión en el próximo Gobierno afgano, pero los talibanes lo dispersaron con gases lacrimógenos y proyectiles.
Es que trascendió que los islamistas dijeron que su Ejecutivo, que está en plena formación, «podría no tener mujeres» en puestos prioritarios.
Esta fue la segunda manifestación que se lleva a cabo en Kabul en los últimos dos días y la tercera desde que los talibanes llegaron al poder, después de que el pasado jueves otra veintena de afganas se congregara en Herat, una importante ciudad del oeste del país, para reclamar sus derechos en el nuevo Gobierno talibán.
Las mujeres y activistas insisten en que su papel en el nuevo Gobierno debería «ser significativo». Los talibanes les prometieron que no perderán derechos, o al menos no retrocederán a la irrelevancia que tenían en 2001, durante la anterior etapa del conocido como Emirato Islámico. Sin embargo, dejaron en claro que la ‘sharia’ o ley islámica será la línea roja que tendrán en cuenta.
La comunidad internacional, con Naciones Unidas a la cabeza, pidió que se respeten los derechos de todos los sexos. De hecho la directora ejecutiva de la ONU Mujeres, Pramila Patten, explicó esta semana que la incorporación de mujeres en la futura administración será una «prueba de fuego» para constatar el verdadero compromiso de los talibán con los derechos y las libertades.
Pero a lo largo de la historia los derechos de las mujeres en Afganistán fueron motivo de profundas divisiones y conflictos. Desde principios del siglo XX, las afganas se movilizan para lograr más libertad e igualdad de género.
Con el reinado de Amanulá Khan, desde 1919 hasta 1929, llegaron las medidas para modernizar el país. Fue ahí que la reina Soraya Tarzi, una de las primeras líderes, impulsó reformas a favor de las mujeres en Afganistán.
Fue en esa época cuando Afganistán se vio inmerso en un enfoque progresista para llevar el islamismo tradicional hacia la modernidad. Khan introdujo una nueva constitución que buscaba garantizar los derechos de las mujeres.
Durante esa época se abrieron nuevos colegios para niños y niñas, se incrementó la edad de las mujeres para el matrimonio y se prohibieron los matrimonios forzados. También se prohibieron las estrictas reglas de vestido para las mujeres.
Sin embargo a través de los años los esfuerzos para mejorar su situación se vieron interrumpidos por medidas radicales para hacerlas retroceder, aunque en 1964 se otorgó el derecho de voto a las mujeres afganas.
La Unión Soviética, durante de la década del ´70, ayudó considerablemente a la igualdad de género. «Entonces se empezó a ver la presencia de las mujeres en el Parlamento, fue una época de gran énfasis en la educación universitaria de las mujeres, en la presencia de mujeres en la esfera pública y los empleos públicos», explica Mona Tajali, profesora de relaciones internacionales y estudios de la mujer y género del Colegio Agnes Scott, en Georgia, Estados Unidos.
El Parlamento reforzó la educación de las niñas y se prohibieron prácticas dañinas como ofrecer a las mujeres para sellar disputas entre dos tribus o forzar a las viudas a casarse con el hermano del esposo difunto.
Pero cuando el Talibán llegó por primera vez al poder en 1996, los derechos de las mujeres a la educación y empleo quedaron brutalmente suspendidos. Las afganas solo podían salir acompañadas por un familiar masculino y debían vestir una burka que las cubría totalmente. Quienes desobedecieran las estrictas reglas eran severamente castigadas.
Y ahora, 25 años después, cuando el Talibán comienza una nueva era en el poder en Afganistán, muchos temen que la historia de los derechos de las mujeres vuelva a repetirse. «Ese es el gran temor», dicen las mujeres afganas al mundo. Y las protestas son una muestra de ello.